lunes, 3 de mayo de 2010

El poder de la lucha

Hay quien entiende la lucha como un conflicto agresivo. Pero hay otras definiciones como: esforzarse, bregar, abrirse paso en la vida. Luchar es sacrificarte para conseguir realizar tus sueños (o no, pero eso no importa), es querer mejorar. En estos tiempos en los que nos hemos acomodado a lo que nos dan hecho ha perdido su valor. Nos conformamos con unos políticos que nos ignoran, con un sistema de vida que prefabricaron para nosotros, una televisión que mantiene hipnotizada a nuestra moral, con un sistema educativo deficiente… y lo peor de todos es que encima nos creemos mejores que el Senegalés (que perfectamente podría ser abogado y hablar tres idiomas) que vende discos piratas en el top manta. Ya sé que ahora llegarán las típicas críticas pero las responderé en orden:

- ¿Tú que te crees que vas a cambiar el mundo?

No solo me lo creo, sé que es posible. Los verdaderos cambios, los que quedan en el tiempo después de la muerte de dictadores y reyes, no vienen de una persona sino de una sociedad en movimiento. Sólo hay que saber en qué dirección queremos avanzar.

- ¿Crees que tienes bastante poder para cambiar el mundo?

No. Lo tenemos todos. Tan sólo hay que despertar de la apatía en la que nos tienen sumergidos. Se están haciendo muchas cosas buenas, tan sólo que, a los que mandan no les conviene que lo sepamos. No hay nada más peligroso que un pueblo que sabe que tiene el poder.

- Ésta no es época de revoluciones…

Siempre es época de revoluciones, siempre hay algo por mejorar. Si los que llegaron antes no hubieran luchado todavía estaríamos trabajando 18 h. en una fábrica como en la época industrial por ejemplo.

- ¿Tú qué te crees el Ché Guevara?

No por dios. El Ché no es el mejor ejemplo. Pero que no se nos olvide que existió. Un tal Ernesto Guevara, un médico argentino (tampoco era gran cosa). Y que su revolución y la de los suyos, cambió el mundo, para bien o para mal, pero lo cambió.

No estoy pidiendo que luchéis por los mismos ideales que yo. Ni que os echéis a la calle con antorchas. Solamente que luchéis por lo que creáis, que nos movamos y que no dejemos que la inercia impuesta por otros guíe nuestra existencia. Todavía queda esperanza. ¿Quién sabe a dónde podríamos llegar?