domingo, 15 de abril de 2012

El baile

Esta noche es el baile de graduación del instituto. No le he pedido a ninguna chica que me acompañe. ¿Qué chica en su sano juicio querría ser vista en público con un bicho raro como yo ? No, esta noche es la noche de mi victoria. Mañana esta pesadilla habrá terminado. No tendré que volver a ver a todos esos miserables que me han hecho la vida imposible estos últimos años. Le demostraré al hijo de puta de John que la fuerza de una persona no está en las palizas que le das a lo más débiles sino en hacer lo correcto aunque seas tú el que salga vapuleado. La zorra de Jeena sabrá que la belleza no es el altivo e insolente estereotipo clonado hasta lo grotesco sino la singularidad única de cada persona. Al desgraciado de Marcus le enseñaría la inteligencia del saber escuchar a lo cotidiano y no el menosprecio a los coeficientes inferiores al suyo. Al señor Montgomery le explicaría que todos sus alumnos son igual de importantes y que su falta de dedicación y observación les había dado carta blanca al abuso a los chicos de la clase. Y a todos mis jodidos compañeros les recordaría que el silencio cómplice ante una situación injusta es lo mismo que ser partícipe de ella. Esta noche no iré vestido con el ridículo esmoquin hortera como todos los demás. Esta noche, todos sabrán que soy único y que eso no me hace peor que ellos. Aquí sigo, a pesar de todo he llegado al final con la cabeza bien alta, lo he conseguido. Esta noche es la noche de mi victoria.
Así decía en la nota, escrita de su puño y letra, que encontraron en el bolsillo de su chaqueta manchada de sangre. El resto ya lo sabéis por las noticias. Se presentó en el pabellón deportivo de su instituto en Illinois con la nueve milímetros semiautomática que le había robado a su padre. La sacó de la cintura del pantalón y bang, bang, bang… Cuatro muertos y once heridos acribillados a balazos. Dice el refrán, que el valiente es valiente hasta que el cobarde quiere. Su rostro no mostró ningún tipo de expresión mientras las víctimas caían inertes a pocos metros de sus pies. Luego, con la última bala, se voló la cabeza de un disparo en la sien.