miércoles, 30 de noviembre de 2011

El futuro fácil

Perdóname que en esta ocasión no me ponga melancólico  o trascendental. Esta vez solo estoy ofendido, profundamente ofendido (y mira que eso es difícil). El motivo es que, hace unos días mientras navegaba por internet y en un reportaje de Documentos TV (nada más y nada menos), oí una expresión que me tocó bastante los cojones. El reportaje en cuestión trataba de la crisis y la nueva “generación perdida”. La narradora exponía que los jóvenes nacidos en democracia eran la generación con más formación académica de la historia española. Hasta aquí todo normal cuando espetó lo siguiente (transcribo textualmente):  “aunque también fueron muchos los que dejaron los estudios en busca de un futuro fácil”.

Estas palabras me removieron amargamente las entrañas. Ya por sí solas estos últimos términos son  ferozmente incompatibles: “futuro fácil”. No han parado de darme vueltas por la cabeza hasta hoy y cada vez me ofenden más. Cualquiera que ha tronchado el lomo más de media hora seguida sabe que ningún futuro lejos de los estudios es fácil. Ya está bien de menospreciar a los currantes sólo por que no tengan el jodido papelito que los acredite como ilustrados. Esa lastra mental es propia de catetos. Los trabajadores, junto a los estudiantes, son el motor que ha impulsado las revoluciones importantes del siglo XX. Ellos son los que se echaban a la calle y recibían de lo lindo frente a los grises, son los que rebosaban las calles en las huelgas generales que tanto temen los gobernantes y patrones. No tiene nada de fácil salir de tu cama, dejar a tu pareja durmiendo como un angelito y ponerte el traje de esclavo cuando aún es de noche para dejarse desangrar por el sistema. No tiene nada de fácil ver como tus horas y tu esfuerzo se traducen en deudas. No tiene nada de fácil saber que estás abajo y ver que los que te mangonean intentan pasarse tu voz y tus decisiones por el forro.  Y a todos los que estudian con becas públicas les animo a que piensen de donde sale ese dinero antes de opinar sobre un currela del Telepizza. Intenta imaginar cualquier acción cotidiana de tu vida, la más absurda y después piensa en quien la hace posible. Hasta sonarse los mocos es imposible sin un obrero que eligió el “futuro fácil”.  ¡Manda huevos!

miércoles, 19 de octubre de 2011

Atazagorafobia

¿Será esto lo que siente el que ha caído a un pozo en un paraje poco transitado?

Esta oscuridad herida fugazmente por algunos rayos de sol desorientados de su rumbo. Oyendo exclusivamente los ecos de sus auxilios atenuados por las paredes del angosto tunel. Sofocada la propia respiración por el claustrofóbico e inevitable estatismo del insuficiente espacio vital. El sudor frío de la adrenalina transitando y agitando aún más la enloquecida taquicardia. El desconcierto más absoluto, la negación de que esto esté pasando en ralidad, que tan solo sea un mal sueño. La frustración, el enfado amargo y corrosivo que produce la impotencia. El odio a los que no pasan por allí y que no pueden oír sus gritos desesperados. La tristeza melancólica y profunda (más aún que el propio agujero) por verte en una situación que crees no merecer. Finalmente la aceptación de la realidad, la sumisión a la parte del destino que no puede ser controlada mas que por manos ajenas. De repente la lúcidez atraviesa tu cráneo como un resplandor helado y revelador…

Te queda exactamente el tiempo que tardes en perder la esparanza.

viernes, 14 de octubre de 2011

Buenas noches

Todo un desastre, ya me ves. Tú, dormida y hermosa. Yo fumándome la madrugada con los dedos aferrados a estas líneas que ahora te escribo y que tal vez mañana leas. Ojalá supiera explicarte el porqué de este biorritmo trastocado. Podría ponerme poético y decir que la noche tiene colmillos y que una vez que te ha mordido su veneno se extiende y te quema. Te hace revolverte entre sábanas lodosas y te llama a que la acompañes una vez más a ver amanecer. Te enciende las neuronas como una Nueva York efervescente con su tráfico rodado de acá para allá. La noche me llama por mi nombre y dispara mi absurda imaginación llenándola de versos insalvables a la quema del olvido. De noche el teorema de la vida parece algo más comprensible e indoloro, más llevadero, menos angustioso. Ojalá comprendieras cuanta calma trae consigo una oscuridad estrellada. Cuantos olores se perciben distintos. Cuantas calles requiebran esquinas para disfrazarse de otra ciudad. Cuantas historias trajeron a la memoria…

En definitiva, tan solo quería darte las buenas noches.

viernes, 3 de junio de 2011

Hace tiempo

Hace tiempo que esta pluma libertina y pendenciera no derrama lo que siente sobre el blanco del papel. Hace tiempo que lleva guardando su tinta para males mayores. Pero no fue por falta de talento, o de inspiración. Calló por no ir como alma en pena delineando las siluetas en el suelo de los cadáveres de su fracaso. Es cierto, lo admito, fracasó. Fracasó igual que fracasa en octubre el intento del verano por seguir vivo. Y todavía no sé realmente el porqué. Lo que si estaba claro es que el siguiente paso sería el fracaso de mis cuerdas. Y así sucedió. No pude atarte con ellas y en vista de que ya no me escuchabas mi canción se hizo de polvo… y volé. Pero la realidad pasa factura a todos y nos envuelve con un torrente de ajetreo, información y novedades y, ya se sabe, a rey muerto…

Pocos preguntaron qué fue de mi gorra, si hombre, aquella roja que tanto irrita a algunos, la que me acompañaba de conciertos. Y a la gran mayoría sinceramente les dio igual que mis acordes hubieran caído al suelo, siempre y cuando no estorbasen su marcha acelerada hacia otros destinos. La verdad es que no se qué nos pasa. Corren tiempos en los que sólo comemos lo que nos ponen en el plato y si hay que leer la carta ya es todo un esfuerzo. Si no sales en la tele: no existes; si no sales en la radio: no vales; si no apareces en internet con un letrero bien grande (clica aquí borreguito) no interesas…

Alguien se cae de la bici en Youtube y llega a los 12 millones de visitas, un artista joven y con ideas no llega a las mil. El Chiquilicuatre es elegido para representar a España en Eurovisión. En Madrid un cantautor lucha por que vengan 30 personas a un concierto y al día siguiente se llena calle de gente en el desfile de las fuerzas armadas. En la puerta de un bar la gente no entra porque hay que pagar cinco euros por un concierto, una semana después Camps sale reelegido por mayoría absoluta…

Y lo peor de todo es, que para colmo, nadie va a gastar 5 minutos en leer esto.