Necesitaba inevitablemente otro aire que
respirar, otro suelo para mis pies urgentes y otros rostros
que echarme a los ojos. Otra aventura que guardar en la memoria.
Mi cabeza comenzaba a desconectar clavijas de un sitio para luego
reconectarlas a otro. Como aquellas operadoras de las primeras
décadas del teléfono. Nunca pensé
que el azar me llevaría tan lejos de mi familia y mi ciudad pero en cierto
modo era algo que en el fondo se veía venir. Los que me conocen un poco saben
que soy un animal de ciudades grandes. Me apasionan las urbes que albergan
millones de vidas pululantes de acá para allá… millones de historias
que escuchar. Aunque oficialmente ya comenzó la primavera aún refresca
en El Gran Santiago y noto mis dedos fríos, al contacto
con los labios en cada calada, mientras te escribo estas
líneas. El ritmo taimado de la ciudad contrasta con
lo frenético y saturado de su tráfico rodado. Acá la gente
es acogedora y sencilla. Su país es ahora tu país y en cada gesto
habita un eco subliminar que susurra “ya estás en casa”.
Espero q esa tierra te trate como te mereces, y que la conquistes como solo tu sabes hacer, sigues teniendo corazon de bohemio, sigues dejando huella en cada puerto que desembarcas...Bezos zevillanos
ResponderEliminarSiempre admiradora: soniagomez
Un beso enorme de 10.500 Km. ;-)
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