miércoles, 6 de octubre de 2010

Mi primera vez

Por aquel entonces yo tenía 15 años y pese a que estaba perfectamente informado no tenía un conocimiento real debido, lógicamente, a mi falta de práctica. Había coqueteado, no obstante, fugazmente con los placeres de acciones de menor calibre y abundaban las veces en las que mi mente divagaba lejana, en horas de clase, recreándome en la posibilidad de debutar por fin de una vez.
Todo comenzó una tarde en la que mis padres no estaban en casa. Yo me veía preparado, con ganas y con los conceptos teóricos bastante claros en mi mente. Intenté concentrarme sólo en Ella. Aparté de mi cabeza todo lo que no fuese estrictamente necesario. Torpemente comencé a desnudarla (por lo menos a intentarlo). Pero algo fallaba. Faltaba la elegancia, la gracia natural que tardaría años en adquirir. Cómodamente en mi sofá intenté que todo fuera encajando pero no estaba resultando especialmente fluido. Con la práctica aprendí que, antes de comenzar con la parte más ardua, debe haber existido un precalentamiento previo. Una toma de confianza, un conocimiento y descubrimiento de su ser para así saber qué es lo que Ella necesita y qué sobra. Como iba diciendo todo estaba resultando forzado así que decidí mudarme a la mesa pensando que un cambio de perspectiva podría ayudar al encauzamiento del asunto. Iba por la mitad y, aunque no estaba siendo todo lo satisfactorio que esperaba, no dejaba de ser la primera vez que lo hacía y no quería salir de allí con las orejas gachas.
Así que en esas me encontraba. En la mesa del salón y devanándome la sesera intentando buscar que fallaba. Lo intentaba con ahínco y vehemencia. Por aquí, por allí. Ahora por el principio, ahora por el final y nada. De repente oí cómo se abría el ascensor y cómo alguien buscaba las llaves. Instintivamente recogí todo lo más rápido que pude y me senté de nuevo en el sofá a disimular mientras mis padres abrían la puerta de la casa y yo me quedaba con las ganas de haber terminado en condiciones. Ni que decir tiene que Ella nunca volvió...
Así fue mi primera vez, ni más ni menos. Menos mal que los años me han dado experiencia y satisfacciones. Ahora cada vez que me siento en el sofá o en la mesa y me acuerdo, sonrío. He aprendido a ser paciente, a conocerlas antes de desnudarlas, a tratarlas con delicadeza, a ser impetuoso cuando hay que serlo, a dar rienda suelta a la pasión y a la imaginación. Menos mal que ya he aprendido a hacer canciones…

sábado, 21 de agosto de 2010

Saudade

Será porque no llegamos a despedirnos, porque todavía tengo cosas tuyas que devolverte, porque todavía no he asimilado el hecho de que esta vuelta puede resultar más definitiva que transitoria. Será que quiero imaginarme que vives a dos calles, solo que no nos hemos cruzado o que no tenemos tiempo para quedar. También puede ser que me niego rotundamente a aceptar la distancia, la lejanía no entiende de sistemas métricos. Cabe la posibilidad de que otro motivo sea que te sigo buscando en la espuma de otras rubias y, cada vez que las beso, brindo por ti, por nosotros. Es muy probable que también sea la masoquista necesidad de tus ligazones, tus palabras severas hacia mis infantilidades y mi cinismo. Ojalá supiera si es porque te necesito más de lo que mi amor propio consiente o más de lo que mi salud resiste.
Lo único que sé es que, de noche, las calles se me hacen inmensas, descampadas, desorientadas… que las cervezas no saben igual, no sé bien si por la diferencia de altitud o por la compañía. Que me siento huraño, marginal, exiliado, maldito. Lo único que sé es que esta saudade ha arraigado bien profundo, adentro, envenenando mi sangre, volviéndola más angustiada que un bolero, más despechada que un tango, más nostálgica que un fado. Lo único que sé, después de todo, es que todavía no tengo los cojones necesarios para decir: “te echo de menos”.

lunes, 2 de agosto de 2010

Ciudades

El corazón de un hombre (entiéndase por “ser humano”) es una ciudad en miniatura en donde convive el tiempo de su existencia.

En la parte más antigua, los ghettos del pasado, sobreviven los fantasmas de lo que fue. Espectros que apuñalaron nuestra inocencia, delincuentes que robaron nuestros amores. Los destellos helados que nos abrieron las heridas más profundas y el hilo negro con el cual las habíamos intentado remendar, con mayor o menor fortuna. Es la parte más convulsa de la urbe, con callejuelas tortuosas, algunas casi desdibujadas por el paso del tiempo, arrabales de los sentimientos más crudos y callejones sin salida. Inevitablemente también habitan allí los recuerdos más tiernos y añorados, la infancia de nuestro presente.

En el ensanche del presente reside la clase acomodada de nuestro ahora. Son los que consiguieron salir adelante desde los orígenes humildes del barrio del pasado. Es una zona inestable donde las personas arriban y parten al centro histórico. Aquí casi todos viven de alquiler inmersos en su momento más reciente, marcados sin remedio por su origen que condiciona cada paso que dan. Unos sueñan con volver y otros con mudarse a la parte rica.

Como ya habréis imaginado se trata de la urbanización del futuro. Está construida a las afueras y nadie sabe quien vive allí. Dicen que es un lugar de sueños donde solo unos pocos afortunados consiguen establecerse. Muchos se dieron por vencidos y otros murieron antes de verlos realizados. Todos sin excepción tienen comprada allí una parcela urbanizable. Es un lugar casi onírico y, aunque parezca mentira, mantiene vivas las esperanzas de los que viven en las otras zonas.

El arte es la comunicación entre ellas, las arterias que recorren cada rincón, los nervios que estremecen la sensibilidad la ciudad. Si algún día vienes de turismo te enseñaré sus recovecos.

lunes, 19 de julio de 2010

Solo deseo libertad para mi trazo

Solo deseo libertad para mi trazo,
piezas dispersas sin la necesidad
de rearmar los pedazos,
besos sin labios, abrazos sin brazos,
piedras volando descargadas
del misterio y la certeza de la gravedad.
Sin los andamios ni el esqueleto,
sin cuerda, fe, objetivo ni amuleto.

Perder esta costumbre de encontrar,
de explicar, de buscar...

Raíz, tallo, rama, hoja, flor y fruto…
Sujeto al verbo y predicado…
Abierto en canal y eviscerado…

Explota un corazón y llueven risas.
Desordenar el reloj, tirar al mar
la prisa.

Solo deseo libertad para mi sueño,
jugar a ver quien se hace más pequeño,
quitar grapas y anillas, velar este carrete,
desenvolver paquetes, escribir en el filo…
La voz se desmaquilla, rallando este vinilo:
quiero querer y no puedo...
quiero querer y no puedo...
quiero querer y no puedo...
quiero querer y no puedo...

lunes, 21 de junio de 2010

Para echarte de menos

No voy a esperar a tenerte lejos para echarte de menos. No aguardaré al último momento (como en los amores de verano) para darte mi beso, mi amor y mi canción. Llevo en mis suelas tus empedrados, en mis huesos tu frío, en mi sueño tus noches y en mis labios los tuyos. Me has recordado la inevitable certeza de que siempre nos estamos yendo, aunque en el fondo nunca nos vayamos del todo…
No me avergüenza confesar que te amo y que me has devuelto al amor después de un tiempo en el que anduve investigando cerros, simas, cavernas y laberintos donde la única locura era permanecer cuerdo. Me has prestado el decorado perfecto para las fantasías de un nómada naufragado a orillas de una montaña. Espero haber rayado tus retinas de la misma forma en que tu nombre marca mi ánimo. Tu nombre es mi disparate…
Todos los lugares comunes se van plegando sobre sus propias costuras hasta quedar del tamaño de un pañuelo. El mismo con el que he secado mis lágrimas y mi sudor, el mismo con el que despido a los que se van. Ese pequeño pañuelo en el que se acaba transformando el mundo y en el que tarde o temprano nos acabamos encontrando casi por casualidad. Todo es un continuo viaje, con estaciones en las que nos vamos cruzando, con compañeros que comparten, parte o todo, el trayecto. Allí amé a una mujer terrible, allí yo tuve más de cuatro cosas que siempre he deseado…

Por eso y por otros tantos sentimientos, que dejo en el tintero para no negarme el gusto de seguir teniendo cosas que contarte, no voy a esperar a tenerte lejos para echarte de menos. Siempre nos estamos yendo, aunque en el fondo nunca nos vayamos del todo…

lunes, 3 de mayo de 2010

El poder de la lucha

Hay quien entiende la lucha como un conflicto agresivo. Pero hay otras definiciones como: esforzarse, bregar, abrirse paso en la vida. Luchar es sacrificarte para conseguir realizar tus sueños (o no, pero eso no importa), es querer mejorar. En estos tiempos en los que nos hemos acomodado a lo que nos dan hecho ha perdido su valor. Nos conformamos con unos políticos que nos ignoran, con un sistema de vida que prefabricaron para nosotros, una televisión que mantiene hipnotizada a nuestra moral, con un sistema educativo deficiente… y lo peor de todos es que encima nos creemos mejores que el Senegalés (que perfectamente podría ser abogado y hablar tres idiomas) que vende discos piratas en el top manta. Ya sé que ahora llegarán las típicas críticas pero las responderé en orden:

- ¿Tú que te crees que vas a cambiar el mundo?

No solo me lo creo, sé que es posible. Los verdaderos cambios, los que quedan en el tiempo después de la muerte de dictadores y reyes, no vienen de una persona sino de una sociedad en movimiento. Sólo hay que saber en qué dirección queremos avanzar.

- ¿Crees que tienes bastante poder para cambiar el mundo?

No. Lo tenemos todos. Tan sólo hay que despertar de la apatía en la que nos tienen sumergidos. Se están haciendo muchas cosas buenas, tan sólo que, a los que mandan no les conviene que lo sepamos. No hay nada más peligroso que un pueblo que sabe que tiene el poder.

- Ésta no es época de revoluciones…

Siempre es época de revoluciones, siempre hay algo por mejorar. Si los que llegaron antes no hubieran luchado todavía estaríamos trabajando 18 h. en una fábrica como en la época industrial por ejemplo.

- ¿Tú qué te crees el Ché Guevara?

No por dios. El Ché no es el mejor ejemplo. Pero que no se nos olvide que existió. Un tal Ernesto Guevara, un médico argentino (tampoco era gran cosa). Y que su revolución y la de los suyos, cambió el mundo, para bien o para mal, pero lo cambió.

No estoy pidiendo que luchéis por los mismos ideales que yo. Ni que os echéis a la calle con antorchas. Solamente que luchéis por lo que creáis, que nos movamos y que no dejemos que la inercia impuesta por otros guíe nuestra existencia. Todavía queda esperanza. ¿Quién sabe a dónde podríamos llegar?

martes, 6 de abril de 2010

Lo nuestro

Me hago cargo de que esto es por nuestro bien y que estamos haciendo lo correcto. Sé que las cosas no iban como deberían; pero, ¿¡qué quieres que te diga!?, se me hace tremendamente difícil dejarlo. Recuerdo ese primer día en que te conocí. Yo llegaba de rebote, como casi siempre, de cantar para otra gente. Me abriste tus brazos y pusiste una copa en mi mano. Después llegó el verano y entonces pasamos largas noches en vela, conociéndonos, fascinándonos de que en muchas de ellas fuera el amanecer el que nos avisara de que ya era hora de irse a dormir. Hemos permanecido juntos a las buenas y a las malas (lamentablemente han abundado mas de las últimas) en tus malos ratos y en los míos. La distancia que me separaba de Cádiz nunca fue un impedimento para lo nuestro. Es más se convertía en el pretexto perfecto para volver una y otra vez. Me llevo el recuerdo de la última noche que vivimos juntos en la que (como diría Harold) fuimos jóvenes, guapos, inteligentes, talentosos y de familia noble. Éramos perfectos, fuimos eternos...
Estoy orgulloso de nosotros porque nadie puede negar que hemos peleado como leones por sacarlo adelante. Pero no siempre con querer es suficiente. Ya sé que todo esto es para mejor, que nuevos amores calentarán nuestros corazones y que una nueva etapa llena de oportunidades se abre ante nosotros… pero qué demonios, me embarga la melancolía. Te he querido mucho y me duele en el alma dejarlo… dejarte en manos de otro...

Un beso y hasta siempre Cem.

martes, 30 de marzo de 2010

Voy a comprarme un autobús II


Lo prometido es deuda y aquí tenéis la segunda parte de este cuaderno de bitácora en el que se incluyen los últimos viajes (los cuales me están dejando el corazón altibajeado y los riñones hechos paté “au les fines herbes”).

Granada: aquí fue donde nos quedamos la última vez viendo el concierto de Kanka y Chillón. (Por cierto Kanka la maqueta que me diste estaba vacía jajaja, estos son los detalles que me gustan de tí).

Málaga: Concierto en la mítica tetería “El Harén”. Miles de gracias a Fernando Lobo y a su cónyuge. Esa charla hasta las tantas fue muy edificante. Da gusto saber que todavía queda solidaridad en este mundillo.

Granada: llego de Málaga por la mañana y por la tarde me encuentro cantando en “La Tertulia”. Poquita gente. Me está costando despegar aquí. Pero me reconforta ver que nunca me fallan Ana y Lorena. También conozco esa noche a Juanjo y a “Lord Byron”, los nuevos fichajes del Clan Calavera.

Sevilla: vuelven “Los cantautores se la dan de artistas” en “La Estación” un lugar que os recomiendo entre otras cosas por sus actuaciones, por el ambiente y porque Alfonso y Milagros son un encanto. Linda, estos puntos suspensivos son para vos... Mis agradecimientos también a las chicas de Meme Visual (encantadoras y guapísimas) si quieren un videoclip ya saben publicidad descarada MEME VISUAL. Toma ya. (^_^)

Cádiz: Por fin en casa, por fin en el Cem. Concierto-celebración de mi veinticuatro más uno (pa evitar rimas indeseadas ¬¬) cumpleaños. Solo tengo una palabra: Gracias. Gracias a ti “Cabessa” por tocar conmigo (aunque a veces seas mas indisciplinado que un orco de Moria), a Ignacio Lobo "el gran teórico", a todos los amigos que vinieron y gracias a los desconocidos que estuvisteis callaítos y nada revoltosos.

Ahora queda la semanita de grabación de la maqueta (vale, vale, ya sé que ya era hora) y ver como sigue rodando todo. Seguiremos en contacto…

Cambio y corto.

sábado, 6 de marzo de 2010

Voy a comprarme un autobús


En una de las chirigotas de Juan Carlos Aragón dice "voy a comprarme un autobús pa pasarme la vida en los asientos de atrás". Últimamente creo que esa va siendo la opción más sensata ya que estoy más tiempo en los transportes que en mi casa. Y si no miren las etapas de este viaje y juzguen.

Cádiz: viviendo de primera mano (auque un poco pasados por agua) mis maravillosos carnavales. Explosión de música y poesía por excelencia.

Sevilla: concierto muy gratificante del cual salí muy contento y con unos cuantos amigos de más. Muchas gracias a todos los que vinisteis. Alberto me encantaron nuestras charlas, dos formas de ver el mundo, he encontrado un amigo en tí.

Granada: descanso de un día , pero se agradece.

Madrid: ¿qué deciros de mi compadre David Torrico?. Pues lo que todo el mundo sabe, que es el tío mas noble y afable que me he echao a la cara. Aunque a tu novia no le guste la gorra que te regalé te queda bien.

Granada: esta vez sí, un descansito de tres días uff.

Córdoba: maravillosa experiencia en la espiga. La gente muy bien, el sonido no tanto. No te preocupes José hay día y días. Jeje. Rafi eres un encanto, sigue así aunque te fallen a veces las fuerzas, tu labor es muy importante. Maravillosos los camareros un abrazo y un chupito para todos.

Granada: llego con la espalda dolorida pero con muchas ganas de escuchar por la noche al Kanka y a Pedro Chillón. Dos genios.

Y de momento ahí lo dejo faltan todavía Málaga, Granada, Sevilla y Cádiz (con cumpleaños por medio y todo) Os seguiré contando. La aventura continúa.

sábado, 30 de enero de 2010

Me gustó tu canción

Ayer se hizo la magia con tan sólo cuatro palabras: “Me gustó tu canción”. Tan simple como eso. Atrás quedan las horas de composición devanándote el molondro y arañándote cuando las cosas no salían como querías. Las tardes de armonización buscando e investigando acordes nuevos para que no suene a lo mismo de siempre. Los repetitivos ensayos en los que tocabas una y otra vez la misma canción hasta que soñabas con ella. Los tediosos e interminables viajes que hacían quedar como un mojón al mismísimo Fog (aunque de algunos surgieron buenas ideas, todo sea dicho). Los demoledores y malpagados días de concierto en los que no ha venido a verte ni el camarero. Las críticas de los mismos que no vienen a verte y que te opinan, por toda la cara, de un vídeo tuyo que ha visto en el Youtube. La incertidumbre de si esto realmente vale la pena…
Todo eso se esfumó en un instante. Es ese mismo en el que ves a alguien que no tiene ningún tipo de compromiso social contigo soltándote eso a la jeta. Ellos no saben cuanto valen esas palabaras pero en seguida me acordé de que los mayores consejos y ánimos han sido así de cortos. Recordé a Paco Medina “Ese es el camino Rubén”. Cada palabra mil quilates.

Ahora respondo yo con mis cuatro palabras a todo aquel que quiera escucharlas: “Realmente vale la pena”.

Leyes del movimiento planetario


Os voy a contar una historia… Una historia de amor. ¿Acaso no son las mejores? Es una historia que ya fue descrita por Newton o Kepler; pero ellos eran científicos y solo interpretan datos. No eran capaces de sentir el verdadero drama cósmico que tenían ante sí.
El caso es que en el cielo se vive el dolor, la angustia de los cuerpos celestes. Es paradójico que en el cielo sea donde se vive el dolor de la tierra. La Tierra vive su existencia enamorada del Sol. Orbita a su alrededor acercándose y alejándose, sintiendo su calor, danzando, girando sobre si misma para que el Sol vea lo hermosa que está en su movimiento furioso.
El Sol la sabe. Y sabe de su amor, y en cierto modo la quiere a su forma. Pero el es el Sol, el majestuoso Sol, viejo, sabio, dador de vida, amo y señor del sistema solar y, claro, ve normal que se enamoren de él, es más, tiene otros planetas a su alrededor. Sabe que la tierra es el más hermoso de todos pero su ego pesa casi tanto como su masa y se hace el difícil.
Y por último está la pobre Luna. Enamorada de la tierra desde que se encontraron, desde que el tiempo es tiempo. ¿Quién podría no enamorarse? Es la Tierra, LA TIERRA. Con su olor a vida, a sal, a bosque, a nieve…. Con sus crestas despeinadas y salvajes, con sus vientos rebeldes, sus nubes blancas que la cubren y desnudan con una sensualidad casi cruel. Ojalá pudiera tocarla con sus manos heladas. Es joven y vehemente. Intenta constantemente mover sus mareas. Trastornar a sus habitantes. Provocar su pasión. Dicen que la Luna tiene una cara oculta y no es así. Lo que sucede es que solo tiene ojos para su amada y nunca le da la espalda. A veces le guiña un ojo. Como ya sabrás los movimientos del universo son más lentos que los de las personas y por eso va cerrando lentamente su párpado hasta que solo se le ve la comisura. En unas ocasiones le sonríe un poco de medio lado, en otras sufre y se vuelve roja. Incluso llora de impotencia y en esa noche desde la tierra se ven sus lágrimas rasgando el cielo. Cuando ya no tiene fuerzas su hace tan pequeña que casi desaparece. De hecho lo haría si su amor no se lo impidiese y entonces vuelve a hacerse grande, bella, hipnótica… Pero irremediablemente es Luna y no Sol y es precisamente el Sol el que provoca la vida de la tierra con sus rayos dorados. ¿Sabes?, yo me he dado cuenta y lo he visto. La Luna lo intenta y es entonces cuando desprende su luz plateada mas bella…
Pero irremediable es Luna y no Sol.

Castañas asadas


Como casi todos los días hoy he salido a la calle de tarde y he seguido mi camino de costumbre mirando con atención los escaparates de las tiendas que encontraba a mi paso. Entre las cosas habituales podían apreciarse calabazas de Halloween y disfraces varios de monstruo. No es que esté en contra de esta fiesta pero cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa. Caminaba pensativo por la avenida Reyes Católicos intentando buscar sentido a esta intrusión cultural. Doblé la esquina para adentrarme en mesones cuando de repente un olor familiar me ancló al suelo en plena Puerta Real. ¡¡Castañas asadas!! De pronto recordé ese olor de la esquinita de la plaza de abastos de Cádiz comiéndome de chiquillo un cartucho el día de los tosantos. Si hombre, ese día en el que en el mercado disfrazan a los pollos de flamenca y a las pijotas de alcaldesa. Y también recordé a mi abuela ese día por la mañana regalándome un canastito con nueces, avellanas de los toros y almendras. Y que queréis que os diga. Me quedo antes con un cochino disfrazado de torero que con un gilipollas disfrazado de drácula.

Saldando cuentas

El primer síntoma antes de emprender un viaje es cuando  empiezas a darte cuenta de que la ciudad en la estás comienza a diluirse en las preocupaciones y esperanzas de la partida. Poco a poco las calles, los lugares, que te son tan familiares como tu propio nombre, se vuelven ajenos, impersonales, meras casillas de transito hasta tu próximo destino. Me empezó a suceder el viernes con una cosa tan casual para cualquiera como lo es un chaparrón de septiembre. He deseado durante este verano esa lluvia que parecía concederme mi último deseo de despedida. Mi desconexión siguió el día después con un desayuno, casi onírico, al amanecer a los pies del mar de la Caleta. He quedado con los amigos, he saldado las cuentas pendientes y ahora solo me queda la sensación de paz del que comienza un sueño. Un sueño al que le nacen Albaizínes, Sacromontes y Alhambras. Sólo me queda una duda crucial ¿Será una realidad en la que se pueda existir? ¿O será tan sólo un sueño moro de los cuentos de la Alhambra?