sábado, 30 de enero de 2010

Saldando cuentas

El primer síntoma antes de emprender un viaje es cuando  empiezas a darte cuenta de que la ciudad en la estás comienza a diluirse en las preocupaciones y esperanzas de la partida. Poco a poco las calles, los lugares, que te son tan familiares como tu propio nombre, se vuelven ajenos, impersonales, meras casillas de transito hasta tu próximo destino. Me empezó a suceder el viernes con una cosa tan casual para cualquiera como lo es un chaparrón de septiembre. He deseado durante este verano esa lluvia que parecía concederme mi último deseo de despedida. Mi desconexión siguió el día después con un desayuno, casi onírico, al amanecer a los pies del mar de la Caleta. He quedado con los amigos, he saldado las cuentas pendientes y ahora solo me queda la sensación de paz del que comienza un sueño. Un sueño al que le nacen Albaizínes, Sacromontes y Alhambras. Sólo me queda una duda crucial ¿Será una realidad en la que se pueda existir? ¿O será tan sólo un sueño moro de los cuentos de la Alhambra?

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