martes, 6 de abril de 2010

Lo nuestro

Me hago cargo de que esto es por nuestro bien y que estamos haciendo lo correcto. Sé que las cosas no iban como deberían; pero, ¿¡qué quieres que te diga!?, se me hace tremendamente difícil dejarlo. Recuerdo ese primer día en que te conocí. Yo llegaba de rebote, como casi siempre, de cantar para otra gente. Me abriste tus brazos y pusiste una copa en mi mano. Después llegó el verano y entonces pasamos largas noches en vela, conociéndonos, fascinándonos de que en muchas de ellas fuera el amanecer el que nos avisara de que ya era hora de irse a dormir. Hemos permanecido juntos a las buenas y a las malas (lamentablemente han abundado mas de las últimas) en tus malos ratos y en los míos. La distancia que me separaba de Cádiz nunca fue un impedimento para lo nuestro. Es más se convertía en el pretexto perfecto para volver una y otra vez. Me llevo el recuerdo de la última noche que vivimos juntos en la que (como diría Harold) fuimos jóvenes, guapos, inteligentes, talentosos y de familia noble. Éramos perfectos, fuimos eternos...
Estoy orgulloso de nosotros porque nadie puede negar que hemos peleado como leones por sacarlo adelante. Pero no siempre con querer es suficiente. Ya sé que todo esto es para mejor, que nuevos amores calentarán nuestros corazones y que una nueva etapa llena de oportunidades se abre ante nosotros… pero qué demonios, me embarga la melancolía. Te he querido mucho y me duele en el alma dejarlo… dejarte en manos de otro...

Un beso y hasta siempre Cem.